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crisis vitales

Conversando con su psicoanalista sobre crisis vitales

Ciertamente, las crisis vitales se asocian a determinadas circunstancias propias en cada ser humano que generan estados de sufrimiento.

Si bien, existen otras crisis relacionadas con el reloj biológico, las debidas al paso por determinados momentos en la vida (el primer amor, graduarse, trabajar, casarse, tener hijos, pérdidas, jubilarse…), así mismo, otras de carácter más existencial.

Además, existen algunas crisis que más que por la edad dependen de factores individuales y de la propia idiosincrasia.

Por ejemplo, la crisis puede venir como consecuencia de un divorcio, una muerte de un familiar, pérdida de trabajo, enfermedad propia o un acontecimiento significativo en la vida.

También, la etapa de la infancia, así como el haber desarrollado una identidad adecuada en la adolescencia y juventud, influencian el surgimiento y el manejo de las crisis vitales.

En relación con ello, pudiese aparecer en algunas personas, eso que se ha llamado “crisis de mitad de vida”.

Esto es, una crisis situada alrededor de los 40 años, en los que la persona empieza a darse cuenta del paso del tiempo, de preparación a la vida intermedia y que suele suponer un replanteamiento de objetivos vitales.

Es un periodo de movilización emocional en el que se revisan los valores, expectativas y sentimientos.

Debido a ello, en algunos casos, las personas rompen con su vida anterior, se replantean si están alcanzando todo lo que deseado y a ver la posibilidad de hacerlo en el resto del tiempo que queda.

Si bien puede haber aspectos muy positivos en la evolución de una crisis, al tiempo puede suponer un tiempo turbulento de diferente duración.

En numerosas ocasiones las personas sienten un vacío, soledad o no encuentran un sentido a la vida en la que se ven inmersos, bien por cuestiones culturales propias del lugar donde viven, por afectos, por formas de ver la vida, con el consiguiente sufrimiento.

Sentirse desubicado, que no se encuentran a otras personas con las que compartir puntos de vista, que todo puede resultar superficial, que los estudios o la carrera profesional no es satisfactoria.

Aunque puede ser una etapa reflexiva que con la ayuda del psicoanalista sirva para el desarrollo individual pero en ocasiones lleva aparejada síntomas de confusión, desesperanza y nerviosismo.

Decididamente, estar inmerso en una crisis puede convertirse en un periodo difícil en la vida de un individuo, el contexto, los recursos con los que se cuenta.

Porque una crisis retrae una intensa energía psíquica de la persona que la padece, dejando menores recursos disponibles para vivir.

Así, el trabajo con un psicoanalista ayuda al consultante a atravesarlas, a hablar sobre ello, así como también a encontrar nuevos significados que permitan reorientase.

Saber quién se es, adaptarse a las demandas de la sociedad y comprometerse a nivel ideológico, profesional y personal ayudarán a la mejor adaptación.

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Decididamente, los beneficios que puede obtener un consultante al realizar un psicoanálisis son múltiples. Así, entre ellos:

Si está interesado/a en realizar una terapia psicoanalítica puede ponerse en contacto con la psicoanalista Susana L. Ruiz mediante teléfono, mail, o rellenando el formulario de contacto, abajo en esta página.

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